La reciente crisis política en Venezuela ha puesto en el centro de la atención a Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil. Con una histórica amistad con Hugo Chávez y un canal de comunicación abierto con Nicolás Maduro, Lula es visto por muchos analistas como una figura clave en el actual conflicto.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó a Lula el 30 de julio de 2024 para discutir la situación en Venezuela, destacando la importancia del liderazgo brasileño en el tema.

El mensaje inicial de Lula tras la proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones ha generado diversas reacciones. Mientras algunos lo consideran un acto diplomático equilibrado, otros critican la falta de firmeza en su posición.

Lula describió la situación en Venezuela como “normal” pero exigió que el Consejo Nacional Electoral (CNE) publique las actas completas de las elecciones para que Brasil pueda evaluar y reconocer los resultados.

Según los datos del CNE, Maduro ganó con un 51,2% de los votos frente al 44,2% de su principal rival, Edmundo González Urrutia. La oposición ha denunciado fraude y afirma tener actas que muestran una victoria contundente para González Urrutia.

Lula, quien ha mantenido un diálogo constante con Maduro a través de su ex canciller Celso Amorim, está intentando balancear las presiones internas y externas. “El presidente de Brasil debe hacer un delicado equilibrio entre exigir transparencia electoral y mantener un canal de comunicación directo con Maduro”, afirma Mariano de Alba, investigador de Derecho Internacional en la Universidad de Georgetown.

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El martes 1 de agosto, el presidente Biden agradeció a Lula por su liderazgo en el asunto venezolano y coincidió en la necesidad de que las autoridades electorales venezolanas publiquen los registros detallados de la elección.

A pesar de sus vínculos históricos con el chavismo y su rol como mediador, Lula enfrenta críticas tanto dentro de Brasil como internacionalmente.

Eduardo Mello, de la Fundación Getulio Vargas, señala que Lula ha perdido oportunidades para condenar de manera más contundente lo que muchos consideran un fraude electoral. Mello agrega que el presidente brasileño se encuentra atrapado entre su base política de izquierda y las expectativas de una posición más firme.

La influencia de Lula en Venezuela es incierta, especialmente después de que el Tribunal Superior Electoral de Brasil cancelara el envío de observadores para las elecciones venezolanas tras cuestionamientos de Maduro sobre el sistema de votación brasileño. La crítica de Lula hacia Maduro, diciendo que debe respetar el proceso democrático, ha complicado aún más la situación.

Mientras Lula intenta mantener un equilibrio en su relación con Maduro, su capacidad de influencia parece limitada. “El problema es que la capacidad de Lula para influir en el chavismo no es infinita, y Maduro podría optar por cerrar los canales de comunicación”, advierte De Alba.

Lula también está coordinando esfuerzos con otros líderes de izquierda en América Latina, como Gustavo Petro de Colombia y Andrés Manuel López Obrador de México, en un intento de estabilizar la situación en Venezuela y abordar la crisis desde una perspectiva regional.