La declaración de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela, celebradas el 28 de julio de 2024, ha generado una ola de cuestionamientos y reacciones internacionales.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela atribuyó a Maduro el 51,2% de los votos, con el 80% de las mesas escrutadas, mientras que el candidato opositor Edmundo González obtuvo el 44,2%.
Los resultados fueron anunciados seis horas después del cierre de los centros de votación y tras las denuncias de irregularidades en la transmisión de actas por parte de la oposición.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, expresó serias preocupaciones sobre la legitimidad del proceso. En un comunicado desde Tokio, Blinken subrayó la necesidad de un conteo justo y transparente de los votos, y advirtió que la comunidad internacional vigilará de cerca la situación y responderá en consecuencia.
Desde Chile, el presidente Gabriel Boric cuestionó la credibilidad de los resultados y exigió transparencia en el proceso. “El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer”, sostuvo Boric, quien también es de izquierda.
“La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados”, añadió al señalar que Chile no reconocerá “ningún resultado que no sea verificable”.
En la misma línea, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, calificó el proceso electoral como “viciado” y rechazó el resultado como “un secreto a voces”. Por su parte, el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, pidió una auditoría independiente del conteo de votos.
El responsable de Exteriores colombiano agregó que la comunidad internacional y el pueblo venezolano “esperan que prevalezcan la transparencia y las garantías electorales para todos los sectores”, y que es importante despejar cualquier duda sobre los resultados, lo que implica “que los observadores y veedores internacionales presenten sus conclusiones sobre el proceso”.
El gobierno brasileño, aunque elogió la jornada electoral pacífica, también solicitó la publicación detallada de los datos de los votos para garantizar la legitimidad de los resultados. En la Unión Europea, Josep Borrell destacó la importancia de asegurar la transparencia del proceso, incluyendo el acceso a las actas de votación.
El presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, repudió la proclamación de Maduro y anunció que trabajará con gobiernos democráticos y organismos internacionales para que se respete la voluntad del pueblo venezolano. Desde Perú, el canciller Javier González-Olaechea condenó las irregularidades y anunció la llamada a consultas del embajador peruano en Caracas. El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, también pidió transparencia y la publicación de las actas de votación.
En contraste, Maduro recibió felicitaciones de países como Rusia, China, Qatar e Irán. El presidente ruso Vladimir Putin destacó la asociación estratégica entre Rusia y Venezuela, mientras que el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, expresó el deseo de enriquecer la cooperación bilateral. Teherán felicitó a Venezuela por su “éxito” en las elecciones a pesar de las sanciones y amenazas.
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