Un estudio reciente realizado por investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) ha revelado que la lechuga, el tomate y la zanahoria vendidos en los mercados de Quito presentan altos niveles de plomo y cadmio, metales pesados que superan los límites recomendados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El estudio toxicológico empleó la mosca de vinagre, Drosophila melanogaster, para analizar los efectos del consumo de alimentos contaminados con plomo y cadmio. Los vegetales fueron convertidos en polvo para que las moscas se alimentaran y así medir la transferencia de metales pesados a través de la cadena alimenticia.
Doris Vela Peralta, investigadora y docente de la PUCE, explicó que el estudio permitió observar cómo estos metales se trasladan desde los alimentos hasta los insectos, confirmando la transferencia de metales pesados a través de la cadena alimenticia.
Los resultados mostraron que los niveles de plomo y cadmio en los tres vegetales exceden los límites recomendados por la FAO y la OMS.
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Las moscas que se alimentaron con estos vegetales contaminados demostraron que los metales tóxicos pueden acumularse en niveles más altos, lo que podría tener efectos negativos en los ecosistemas y en la salud humana.
La PUCE destaca la importancia de la mosca del vinagre como una herramienta clave para futuros estudios en toxicología.
El plomo y el cadmio son sustancias tóxicas con serias implicaciones para la salud humana. Según la investigación de la PUCE y datos de la OMS:
- Plomo: Es altamente tóxico y puede causar daños graves en el sistema nervioso, especialmente en niños, afectando su desarrollo cerebral de forma irreversible. La exposición al plomo puede resultar en problemas de aprendizaje, déficit de atención, trastornos del comportamiento, y daños en los riñones y el hígado.
- Cadmio: La exposición a altos niveles de cadmio puede causar irritación del estómago, vómitos y diarrea. La exposición continua a niveles más bajos puede ocasionar daño renal.
Estos metales pesados pueden encontrarse en alimentos debido a la contaminación del suelo y el agua, afectando una amplia variedad de productos alimenticios como frutas, verduras, carnes y pescados.
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