Cuando miramos turbinas eólicas debemos pensar que las mismas requieren de una gran cantidad de insumos y materiales, por ejemplo: en una turbina generadora de 3 MW se utilizan, aproximadamente, 4,7 ton. de cobre, 335 ton. de acero y 1.200 ton. de concreto, a más de 2 ton de tierras raras, zinc y molibdeno. En paneles solares se utiliza un 70% de vidrio, 10% de polímeros, y, 7% aluminio; además de silicona, plata, cobre, estaño y plomo; por supuesto, se utiliza cobre para la transmisión en ambos casos. El 10% de la plata mundial se usa para paneles fotovoltaicos. Para turbinas eólicas, paneles solares y vehículos eléctricos se necesita hierro, acero, silicio, cobre y aluminio.
Se proyecta que, para llegar a cumplir los objetivos del Acuerdo de París para el año 2059, en referencia al cambio climático, se debe incrementar la producción de Litio en 965%, cobalto 585%, Grafito 383%, Indio 241%, Vanadio 173%, Níquel 108%, Plata 60%, Neodimio 47%, Molibdeno 11%, Aluminio 9%, Cobre 7%, Manganeso 4%. Considerando que el cobre es el elemento fundamental para la transición a energías limpias, se estiman necesarias, aproximadamente, unos 550 millones de toneladas en los próximos 25 años.
¿De dónde se obtendrán estos minerales? Esta transición a un futuro limpio de carbón es una oportunidad para los países emergentes y para sus economías, en apoyo a un desarrollo sostenible. Para tomar ventaja, los países necesitan implementar prácticas de buena gobernanza, estrategia de desarrollo sostenible, transferencia tecnológica, capacidad de ejecución, transparencia, financiamiento y práctica de una minería ecológica que minimicen la afectación ambiental y eliminen la huella del carbono, con una colaboración sinérgica entre sectores público y privado.
La minería está en el corazón de la solución al problema del cambio climático. ¿Por qué? Porque para frenar el cambio climático lo que el mundo tiene que hacer, en esencia, y es lo que está haciendo en Chile, es limpiar la matriz de generación eléctrica, dejando atrás los combustibles fósiles.
En esa línea, tanto las centrales de generación de energía renovables como la electromovilidad requieren cuatro veces más cobre que las centrales de generación eléctrica o vehículos convencionales. En el caso de Chile que produce el 30% de cobre del mundo, sin el cobre sería imposible que el mundo construya la capacidad de generación renovable que es necesaria para limpiar nuestras matrices y tener la electricidad limpia que nos permitirá reemplazar a los combustibles fósiles en distintos sectores de la economía. Aquí es donde puede entrar Ecuador, ser importante proveedor de estos minerales al mundo y así un activo protagonista con acción, donde hoy solamente participa de boca.
Asimismo, es necesario introducir las tecnologías para reducir la huella de carbono de la industria minera y el resto del sector productivo para utilizar energías renovables, implementar sistemas de uso eficiente del agua y aportar con innovación para hacer más eficientes y seguros sus procesos.
También podemos pensar al ser el Ecuador un país con múltiples opciones de energía limpia y principalmente la hidráulica se debe para promover una nueva industria en la economía local, la del hidrógeno verde (H2v), tomando en cuenta que este combustible permitirá limpiar procesos que son difíciles de electrificar, como el uso de diésel en los camiones mineros, transporte pesado y de pasajeros entre ciudades, maquinarias y otras herramientas que podrían funcionar con H2v. bajando su huella de carbono y acelerando, además, el desarrollo de esa industria tan promisoria para nuestro país como potencial generador de divisas con la exportación de sus derivados e-metanol y amoniaco verde o cualquiera de sus formas, así como ahorro de divisas en sustitución de hidrocarburos combustibles y agroquímicos, con una propia producción de fertilizantes verdes que permitirán una agroexportación carbono neutro, cumpliendo normas y exigencias de los mercados internacionales.
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