Según el parte policial, en los últimos dos meses, una familia –propietaria de una hostería en Mindo (al noroccidente de Quito)– había recibido la visita de dos busetas y camionetas que transportaba a unas cuarenta personas armadas.

Todos se identificaron como integrantes del grupo de delincuencia organizada (GDO) “Los Lobos” y se quedaron ocho días en la hostería, sometiendo a encierro, amenazas y maltrato psicológico a la familia propietaria.

Sin embargo, para no levantar sospechas de lo que sucedía, los obligaban a atender normalmente al público, siempre bajo ultimátum de asesinarlos si hablaban o pedían ayuda.

Cuando se retiraron, dijeron que debían entregar a la organización 800.000 dólares o el predio, de lo contrario los asesinarían a todos.

Se quedaron cinco personas (tres adultos y dos adolescente) para custodiarlos –a punta de pistolas y machetes–, hasta obtener el dinero o la propiedad.

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Una llamada al ECU 9-1-1 –recibida el 30 de mayo de 2024– alertó a las autoridades de un posible secuestro en el lugar.

Cuando personal de Fiscalía y de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) arribaron al lugar, los agentes –haciendo uso progresivo de la fuerza– sometieron a los secuestradores, cuyas edades van de los 14 a los 24 años: dijeron que los enviaron sus jefes desde Machala.

En dos audiencias de calificación de flagrancia y formulación de cargos, Fiscalía presentó elementos de convicción en su contra, para señalarlos como presuntos autores de secuestro extorsivo.

Para los adultos procesados –Álvaro Jasmany A. V., Joel Valerio C. A. y Pedro José V. A.– se dictó prisión preventiva, mientras que los adolescentes –M. A. M. C. y J. A. M. R.– permanecerán en internamiento preventivo.

La instrucción fiscal de en los dos expedientes durará treinta días.