Botellas de plástico, balones y lo que parecen ruedas de un cochecito de juguete flotan por el río San Pedro, que atraviesa Quito, Ecuador. Van camino del océano Pacífico, en un viaje río abajo que se repite en todo el mundo cada vez que se arrojan desechos plásticos a los ríos y estos acaban en el mar.
Sin embargo, esta mancha de basura plástica está a punto de ver truncado su viaje. Una barrera flotante instalada en el agua lo detiene, parte de una tecnología local de limpieza de plástico llamada sistema Azure, que recoge plástico de los ríos.
Creado por la startup tecnológica Ichthion, el sencillo diseño del sistema Azure es capaz de frenar y recolectar alrededor de 80 toneladas de plástico al día.
En este punto concreto del río San Pedro, lo máximo que se ha recogido en un día han sido 1,5 toneladas de plástico y telas sintéticas, aproximadamente el mismo peso que una hembra de hipopótamo.
“Lo que se extrae de los ríos, lo que se encuentra en las orillas de los ríos… la mayor parte terminará en el océano”, afirma Inty Grønneberg, fundador y director ejecutivo de Ichthion, nombre derivado de la ictiología, el estudio de los peces. “Nuestra idea es evitar que el plástico llegue a los océanos”.
La contaminación plástica en mar abierto se ha convertido en una preocupación creciente. El plástico puede afectar a las tortugas, estrangular a los leones marinos o ser consumido por aves o peces que podrían terminar en la cadena alimentaria humana.
Los científicos también están cada vez más preocupados de que los microplásticos puedan causar una toxicidad irreversible en los ecosistemas acuáticos.
Las investigaciones muestran que hasta el 80% de este plástico llega al mar a través de los ríos, principalmente debido a la mala gestión de los residuos en tierra.
Pero un número cada vez mayor de pioneros, como Grønneberg, están intentando detener este flujo.
El sistema Azure es un dispositivo de barrera que se extiende a través del río para detener los objetos que flotan en la superficie.
Se hunde hasta 60 cm en el agua, lo que permite que peces y otros organismos se muevan libremente por debajo, y está colocado en un ángulo que permite que el flujo natural del agua dirija todos los desechos hacia una esquina de la orilla del río.
Un operario se mete entonces en el agua para guiar los desperdicios hacia una cinta transportadora móvil que vierte el plástico a un gran contenedor instalado en la orilla, donde se clasifica entre lo que será reciclado y la basura destinada al vertedero.
Pero Ichthion no sólo recoge deshechos en el río, sino que también intenta evitar que lleguen allí gracias a la documentación y datos que ofrecen sobre lo que se recoge.
De esta manera, pueden identificar mejor el origen de la basura, ya sean pilas de desechos industriales procedentes de fábricas o bolsas de basura doméstica que indican un problema con el sistema de recogida de basura municipal. Los datos les permiten trabajar con municipios, empresas y comunidades para detener el problema.
“Sabemos muy poco sobre el problema de la contaminación”, afirma Grønneberg. “Pero si sólo miras lo que extraes, no acabarás con él. Por eso la extracción es importante, pero la prevención basada en datos es más importante“.
Actualmente, el equipo recopila los datos de forma manual, pero también están entrenando un sistema de inteligencia artificial para que identifique una variedad de plásticos y se hagan cargo del proceso. Grønneberg también planea utilizar imágenes tomadas con drones río arriba para identificar los desperdicios antes de que lleguen.
La mayor parte de lo que Ichthion recolecta de los ríos ecuatorianos son botellas de plástico, que proceden de comunidades locales.
Es por eso que involucrar a los pueblos también es esencial para generar un cambio a largo plazo, dice Yessica Benavides, cofundadora de Ichthion y vicepresidenta de relaciones estratégicas
Hasta ahora, la población local ha participado a través de actividades como días de limpieza comunitaria, campañas de concientización y contratación de vecinos para operar el sistema Azure.
Aguas arriba
Ichthion no es la única organización que trabaja en la eliminación de plástico de los ríos. Existe una variedad de diseños, desde robots a receptáculos o barreras, unos más caros y efectivos que otros.
Jordyn Wolfand, profesor asistente de ingeniería civil y ambiental en la Universidad de Portland en Estados Unidos, evaluó más de 40 sistemas de limpieza de plástico para ríos.
Los más efectivos, dice, fueron los que entendieron los problemas y necesidades específicos de cada sitio, no un diseño en particular.
“Los patrones y la acumulación de basura son tan específicos del sitio en el que se producen que realmente no existe un enfoque mejor que otro”, afirmó a BBC Future Planet.
Sin embargo, una forma en que las tecnologías tienden a ser más efectivas, añade Wolfand, es cuando se implementan aguas arriba, más cerca de la fuente de contaminación.
Incluso cuando se tiene un diseño que es bueno para eliminar el plástico de un río, siguen existiendo retos.
La Bubble Barrier (barrera de burbujas), una tecnología de eliminación de plástico con sede en los Países Bajos, es un diseño que comprendió desde el principio la importancia de no interferir con el tráfico de barcos si quería usarse en ríos europeos.
Se les ocurrió crear una cortina de burbujas bombeando un flujo constante de aire a través de un tubo perforado que se encuentra en el fondo del río.
Las burbujas crean una corriente ascendente que eleva los desperdicios sumergidos a la superficie, mientras que el flujo natural del río los dirige hacia la orilla, donde se recogen. Al no existir barrera física, no obstaculiza el paso de barcos ni peces.
“Por primera vez podemos tener una visión de lo que realmente fluye por nuestros ríos”, asegura Philip Ehrhorn, operador tecnológico jefe y cofundador de Bubble Barrier. Esto es esencial para evitar que lleguen los deshechos en primer lugar, añade.
Su barrera de 60 m de largo en Ámsterdam recolecta aproximadamente 80 kg de plástico por mes, dice Ehrhorn, es decir, aproximadamente 80 grandes bolsas de plástico de desechos.
Pero aunque pueda ser eficaz, su funcionamiento puede costar decenas de miles de dólares al año, ya que requiere mucha energía para mantener el compresor de aire y crear una cortina de burbujas constante. Para los países del sur global, esto puede resultar prohibitivo.
El sistema Azure se creó teniendo en cuenta los costes, afirma Grønneberg.
La cinta transportadora que extrae el plástico del agua es móvil, por lo que no todas las barreras fluviales necesitan su propia máquina de extracción.
El sistema se puede mover simplemente de una barrera a la siguiente. Además, solo se enciende durante breves períodos del día o de la semana para recolectar la basura acumulada, lo que mantiene los costos operativos al mínimo. También intentan dar trabajo a los miembros de la comunidad local.
Estas soluciones son especialmente necesarias en los países del sur global que enfrentan montañas cada vez mayores de desechos.
Ecuador tiene su propia crisis de basura con vertederos desbordados y a cielo abierto, pero también recibe residuos plásticos del exterior. Entre 2018 y 2022, Ecuador importó más de 48.000 toneladas de desechos plásticos de 42 países, principalmente Estados Unidos, dice el grupo de defensa local Zero Garbage Alliance.
A principios de 2024, el gobierno ecuatoriano también aprobó un acuerdo de libre comercio con China que contiene una cláusula que permite a China enviar sus desechos a Ecuador. Esto incluirá plásticos, entre otros desechos difíciles de procesar.
“Este es un problema muy grave”, afirma Grønneberg, quien añade que lo que no se puede reciclar acaba a menudo en los vertederos y ríos locales.
Pero algunos dicen que los trabajos de limpieza tienen sus propios inconvenientes. En 2023, un grupo de académicos enumeró en un artículo varios problemas que encontraron con estas tecnologías.
Win Cowger, uno de los autores del artículo e investigador científico del Instituto Moore para la Investigación de la Contaminación Plástica en California, se muestra preocupado por el impacto ambiental a largo plazo de las barreras de captura de plástico en los ríos, especialmente si su uso se generaliza.
Podrían impedir que organismos, sedimentos y todo tipo de materia orgánica natural fluyan río abajo, que son importantes para que los ambientes marinos costeros prosperen y para prevenir la erosión de la costa, afirma.
Grønneberg asegura que durante la fase de diseño del sistema Azure trabajó en estrecha colaboración con los científicos para minimizar el impacto en el ecosistema fluvial, asegurándose, por ejemplo, de que su barrera no llegue al lecho del río.
Y no toda la materia orgánica que fluye por los ríos es buena, añade. La mayor parte de la vegetación que recolectan en sus sistemas de barrera es jacinto de agua, una especie invasora que reduce el nivel de oxígeno en los ríos, libera metano cuando se pudre y se multiplica rápidamente, dice.
“Lavado de imagen verde”
Pero no todos los métodos de limpieza adoptan este enfoque. Cowger y sus coautores señalan que algunas empresas del sector hacen “greenwashing” o lavado de imagen verde, como las empresas de tecnología que han sido acusadas de promover la limpieza en lugar de reducir la producción, y los fabricantes de plástico que pueden respaldar estas tecnologías.
Centrarse solo en la limpieza puede distraer la atención de soluciones más efectivas a largo plazo, escriben los autores.
“Estas acciones, muchas veces son una fachada para que los productores de plástico digan ‘mira, estamos haciendo algo, estamos limpiando el océano o los ríos’”, dice Cowger, lo que permite a estas empresas seguir fabricando.
Con diferencia, la solución más importante, dice Cowger, es reducir la cantidad de plásticos producidos cada año, algo que se debe hacer con la política.
Añade que también es necesario limpiar. “Deberíamos utilizar las técnicas más respetuosas con el medio ambiente pero “¿a qué vamos a dedicar la mayor parte de nuestra energía? Tenemos recursos limitados y tiempo limitado para hacer cosas que marquen la diferencia”.
Grønneberg dice que hasta ahora Ichthion no ha recibido ninguna financiación de empresas fabricantes de plástico, y que rastrear cómo el plástico llega a los ríos es una parte esencial de su trabajo, junto con los esfuerzos de limpieza.
Bubble Barrier ha recibido una pequeña donación no solicitada de un productor de plástico en el pasado, pero ahora mismo no tiene colaboraciones en curso con productores de plástico, dice un portavoz.
Grønneberg cree que abordar la fabricación de plásticos es solo uno de los problemas que hay que tratar.
Los sistemas de gestión de residuos deficientes o inexistentes en lugares como Ecuador y otros países en desarrollo, dice, también son un problema, argumentando que la mejor manera de abordarlo es generando datos y trabajando para cambiarlos.
Desde la orilla del río San Pedro, Grønneberg señala que la barrera Azure no fue diseñada para instalarse permanentemente en ningún río, y que el trabajo de su organización también es parte del esfuerzo para evitar que el plástico llegue allí.
Y al final, llega a una opinión similar a la de Cowger: “la solución es evitar el consumo”, afirma. “Eso es fundamental”.
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