En noviembre del año pasado, con el ascenso de Daniel Noboa al poder, una figura destacada emergió como Secretario de Comunicación de este nuevo gobierno. Se trata de Roberto Augusto Izurieta Cánova, un catedrático, estratega político y diplomático de larga trayectoria, con una presencia casi inédita en un entorno político donde todos parecen conocerse.

Nacido en Uruguay de padres ecuatorianos, Izurieta, de 61 años, llevaba años desempeñándose en diversas funciones fuera del país, hasta que fue atraído por el proyecto político de Noboa. No era la primera vez que ocupaba la Secretaría de Comunicación; ya lo había hecho en el gobierno de Jamil Mahuad entre 1998 y 2000. Además, tuvo roles como embajador de Ecuador en Chile, catedrático universitario y analista oficial de la CNN durante 22 años.

Dentro de un gabinete predominantemente joven, Izurieta dejó rápidamente su marca, su experiencia y su energía. Su capacidad para alinearse con el presidente, a pesar de la diferencia de edad de 25 años, fue destacada.

Desde el principio, estaba claro que su presencia tenía una fecha de caducidad. El tiempo pasó y decidió dejar su cargo, casi cinco meses después de asumirlo.

En una entrevista en “Vera a su Manera” con Carlos Vera, abordó temas importantes y compartió su visión sobre el gobierno. Su tarea consistía en explicar las decisiones del Ejecutivo, los motivos detrás de ellas y sus beneficios, algo que hizo de manera mesurada y clara.

Izurieta destacó el impacto de la Consulta Popular como punto de inflexión en su periodo. Aunque su enfoque estaba en la Consulta, tuvo que lidiar con el aumento del crimen organizado, que complicó aún más la situación.

Su mayor logro como Secretario de Comunicación fue interpretar y adaptarse a la mentalidad del presidente Noboa. Ahora, se centrará en su trabajo en el Banco Interamericano de Desarrollo, representando a Ecuador y Chile.

Roberto Izurieta deja su paso por el gobierno con orgullo y la certeza de que el país saldrá adelante. Su experiencia y contribuciones marcan un capítulo importante en su carrera y en la historia del gobierno de Daniel Noboa.