Los dodecaedros romanos –unos pequeños objetos metálicos con doce caras perforadas por un agujero- han sido desde su descubrimiento un enigma para los científicos.
Y el último ejemplar, hallado durante una excavación de aficionados en el centro de Inglaterra, no ha hecho sino aumentar aún más el misterio que rodea a estas extrañas piezas cuyo tamaño no supera al de un pomelo.
El objeto –compuesto de una aleación de 75% de cobre, 7% estaño y 18% plomo- es uno de 33 hallados en Reino Unido.
Es uno de los más grandes encontrados hasta el momento, y está en un excelente estado de conservación (la mayoría ha sido hallada en pedazos).
Se estima que fue enterrado deliberadamente hace 1.700 años junto con cerámica romana del siglo IV, en una suerte de agujero excavado ex profeso.
Y aunque hasta la fecha ya se han encontrado cerca de 100 dodecaedros romanos en varios países de Europa, los investigadores no han logrado desentrañar su función.
“A pesar de toda la investigación que se ha realizado sobre nuestro dodecaedro y otros similares, no estamos más cerca de descubrir exactamente qué es y para qué podría haberse utilizado”, señaló Richard Parker, secretario del Grupo de Historia y Arqueología Norton Disney, responsable del hallazgo.
¿Usos rituales?
Su función es difícil de precisar debido a que no se han encontrado descripciones del dodecaedro en la literatura romana, y el objeto en sí no contiene ninguna inscripción.
Dado que no todos tienen el mismo tamaño (algunos tienen, por ejemplo, una proporción similar a la de una pelota de golf), se desestimó que pueda ser un objeto para tomar medidas.
También se descartó que pudiera ser una herramienta de alguna clase, debido a que no muestran signos de desgaste.
“Una gran cantidad de tiempo, energía y habilidad fueron necesarias para crear nuestro dodecaedro, por lo que no se usó para propósitos mundanos, especialmente cuando hay materiales alternativos disponibles que lograrían el mismo propósito”, dice el grupo en su sitio web.
“Creemos que el uso más probable es con fines rituales y religiosos”.
“La sociedad romana estaba llena de supersticiones”, continúa el comunicado del grupo. “Un vínculo potencial con prácticas religiosas locales es nuestra teoría de trabajo actual”.
El grupo de aficionados tiene previsto regresar al sitio en el verano británico para continuar buscando más pistas que puedan arrojar luz sobre el enigmático dodecaedro.
Si bien este fue encontrado en el verano del año pasado, la información fue revelada recientemente en un programa de televisión de la BBC.
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