Múltiples han sido las imágenes compartidas por las Fuerzas Armadas (FFAA) y la Policía Nacional sobre los operativos de “limpieza” en las cárceles de Ecuador, a partir de que el presidente Daniel Noboa declaró el “conflicto armado interno“, el 9 de enero de 2024. Entre los principales elementos encontradas han estado: las armas.
Sin embargo, las prisiones no han sido el único espacio en donde se han encontrado estos objetos. Las Fuerzas Armadas del Ecuador, desde que salieron a las calles con la declaratoria, han incautado armamento en todo el territorio nacional.
Con la interrogante: ¿Está usted de acuerdo con que las Fuerzas Armadas realicen control de armas, municiones, explosivos y accesorios, permanentemente, en las rutas, caminos, vías y corredores autorizados para el ingreso a los centros de rehabilitación social?, el Gobierno planteó una acción para bajar la criminalidad.
Pero, ¿es esta medida sufiente para atacar el creciente mercado del tráfico de armas y golpear a la criminalidad?
De acuerdo a estudios, la creciente inseguridad en Ecuador está íntimamente vinculada al elevado número de armas de fuego que inundan el continente y que, en su mayoría, son provenientes de Estados Unidos.
La Estrategia Nacional Contra la Delincuencia Organizada 2023-2030, elaborada durante el Gobierno de Guillermo Lasso, reveló que a partir del año 2021, Ecuador ha visto un incremento de la violencia criminal que, para fines del 2022, cerró con una tasa de más de 27 casos por cada 100 000 habitantes, lo que representó un total de 4.860 muertes violentas. Y que, en comparación con el año 2021, aumentó en un 93,2%, posicionando al país como el de mayor crecimiento de violencia en América del Sur. Los homicidios con armas de fuego fueron los que más se incrementaron (121%), pasando de 1.824 a 4.039 eventos, en el periodo 2021 a 2022.
Es así como para el año 2022, Ecuador pasó a ser uno de los 11 países a nivel mundial con mayor índice de criminalidad, siendo el cuarto a nivel continental y tercero de América Latina, según datos del Informe Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC). Cifras que además revelaron que el mercado con mayor prevalencia en el país es el tráfico de armas, seguido por el comercio de cocaína.
Por tanto, debido a que las armas de fuego contribuyen de forma considerable a la violencia y posibilitan el cometimiento de otros delitos, el abordaje de este fenómeno juega un rol central en el combate contra la delincuencia organizada.
Entonces, ¿qué debe hacer el Estado ecuatoriano?
Considerando que en Ecuador entre el año 2021 y el 2022, se dio un incremento del 71% en la noticia del delito de tráfico de armas de fuego. Y en el periodo comprendido entre los años 2020 a 2022, los homicidios intencionales aumentaron en un 250%, siendo estos mayormente cometidos con armas de fuego. Sin duda, le toca al Estado atacar este mal.
Pero, en el país, el método principal para traficar armas es mediante pasos irregulares (trochas) que existen en las zonas fronterizas, bajo la modalidad “tráfico de hormiga”. Técnica que consiste en el paso de muchas personas cruzando el territorio, con pequeñas cantidades de armamento, en lugar de grandes cargamentos de armas.
Otro medio por el que las armas ingresan al territorio es mediante “couriers” que traen armas desensambladas; narcoavionetas que se llevan la droga y dejan armamento para proteger la carga; e incluso, se han registrado casos en los que el armamento es extraído de bodegas del Ejército o la Policía Nacional.
Ante ello, es importante que se identifiquen las trochas y realicen controles tanto en esos pasos irregulares como en los puertos y aeropuertos. Que no se limite el control de Fuerzas Armadas únicamente a las cárceles como se planteó en la Consulta Popular y Referéndum 2024.
Perspectiva sobre el control de Armas en Ecuador
La doctora en Estudios Internacionales, María Fernanda Noboa, experta en Seguridad, Defensa Estratégica y Asuntos Militares, ofreció su visión sobre el posible impacto de la victoria del “Sí” en relación con el control de armas en Ecuador.
Noboa destaca que, si bien Ecuador cuenta con una ley y reglamento que regulan la fabricación, importación, exportación, comercialización, almacenamiento y tenencia de armas, el tráfico de armas sigue siendo un desafío significativo en el país. Recuerda que este mercado ilegal, según Global Initiative Against Transnational Organized Crime, representa uno de los más robustos de la región, alimentando la criminalidad organizada.
Es así como subraya que lo aprobado en la consulta es insuficiente, ya que controlar el ingreso de armas a las cárceles no aborda completamente el problema de la criminalidad. Señala la necesidad de comprender las raíces de la cultura de violencia en Ecuador y el papel de las armas en su perpetuación.
Dice estar a favor de que se realice el control de armas, municiones y explosivos en rutas y caminos, siempre que -una vez incautadas- se realice como una “cartografía” con el tipo y lugar donde fue encontrada, para así determinar dónde se concentra el poder del fuego ilegal, que está circulando por el mercado negro y atacar.
Y es que, advierte, sobre el riesgo de que las armas incautadas vuelvan a caer en manos de los mismos actores que participan en el negocio ilegal de armas, lo que perpetuaría un ciclo vicioso de violencia y criminalidad.
Finalmente, la académica enfatiza que el control efectivo de armas en Ecuador va más allá de las medidas legislativas, requiriendo una estrategia integral que aborde las causas subyacentes de la violencia.
Ubicación estratégica
Por su ubicación geográfica, Ecuador ha sido un punto clave de tránsito para el tráfico ilícito –incluido el de armas–, que llega desde el sur del continente, con destino principal a Colombia.
En el vecino país, esta mercadería ilegal es adquirida por los grupos armados organizados y residuales locales. Sin embargo, una parte de este armamento se queda dentro del territorio, en donde se adquiere por organizaciones delictivas organizadas ecuatorianas y delincuentes comunes que pueden costearlas.
El área criminal está afectando fuertemente al país, especialmente a las provincias de El Oro, Esmeraldas, Guayas y Manabí. Las armas, que son traficadas en Ecuador, provienen principalmente desde Chile y Perú.
El tráfico sigue la ruta de Tumbes a Zarumilla, hasta llegar a Machala, centro de acopio y distribución de las armas de fuego que llegan a las provincias de Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Manabí y Esmeraldas.
Otra de las posibles rutas de distribución es a través de las provincias del sur del Ecuador, hasta Baños, en la provincia de Tungurahua. Este enclave es el nexo para la distribución en Pichincha y –posteriormente– Tulcán y Lago Agrio.
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