El final del siglo XX fue un período particularmente sombrío para Finlandia.
Las tasas de suicidio figuraban entre las más altas del mundo y alcanzaron su punto máximo en 1990, con más de 30 muertes por cada 100.000 habitantes, en comparación con el promedio europeo de 10 por cada 100.000 personas.
Finlandia respondió agresivamente, implementando una estrategia nacional integral que permitió reducir la tasa más de la mitad: aproximadamente 13 muertes por cada 100.000 habitantes.
Cada suicidio es único, con características personales y muchos factores que lo precipitan, acontecimientos adversos y falta de ayuda. Estos componentes se suman y finalmente se agrupan de forma letal.
Por ello, no existe un remedio único cuando se trata de prevenir el suicidio.
Sin embargo, hay varios factores que pueden haber contribuido a la disminución de la tasa de suicidio en Finlandia, reseña BBC Mundo.
El valor de la educación
La principal estrategia emprendida por el gobierno finlandés incluyó educar a los trabajadores de la salud y otras personas que se dedican a labores de cuidados, para llevar a cabo un proyecto de investigación integral a nivel nacional que recopiló datos sobre todos los suicidios ocurridos durante un año.
El proyecto de investigación en sí fue una gran intervención, que abarcó más de 400 municipios de Finlandia, y proporcionó información directa sobre las tasas de suicidio y acciones preventivas específicas, al tiempo que generó conciencia sobre los riesgos de suicidio.
Los medios aprendieron a informar sobre los suicidios de manera neutral, sin glorificar ni romantizar el lenguaje. Se implementaron políticas para limitar el acceso a armas de fuego y venenos.
Y la llegada de una nueva generación de antidepresivos en la década de 1990, con menos efectos secundarios, también puede haber contribuido a reducir la tasa.
A diferencia de lo que pudiera pensarse, el rápido auge de los teléfonos móviles en los 90 también puede haber ayudado mucho.
Si bien ahora se considera que los dispositivos móviles y las redes sociales reducen los contactos sociales en persona, en aquella época los teléfonos probablemente ayudaron a que los finlandeses se mantuvieran en contacto, a pesar de ser un país grande y escasamente poblado.
La soledad y la falta de sentido de pertenencia son factores de riesgo conocidos en el suicidio.
Sin embargo, ¿hasta qué punto Finlandia fue única en experimentar una disminución en las tasas de suicidio?
Cómo les fue a otros países
Durante las últimas décadas, las tasas de suicidio cayeron en toda Europa.
Nunca podremos estar seguros de por qué es así, pero una buena suposición podría ser que ahora hay una mayor conciencia sobre el suicidio y una mayor disposición a hablar sobre salud mental.
Al igual que en Finlandia, los medios de comunicación informan sobre el suicidio de forma más neutral.
Y, como se mencionó anteriormente, la nueva generación de los antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) puede haber desempeñado un papel importante en la caída de los suicidios, junto con tratamientos de salud mental más eficaces, como la terapia cognitivo-conductual.
Desafortunadamente, las perspectivas no son universalmente prometedoras, ya que las muertes por suicidio están aumentando en algunas partes del mundo.
Por ejemplo, las tasas de suicidio en Estados Unidos se incrementaron 35% en las primeras décadas del siglo XXI y ahora ascienden a unas 14 muertes por 100.000.
¿Por qué algunos países parecen mejorar y otros parecen hundirse en la desesperación?
Esto probablemente apunta a una desigualdad en la distribución del bienestar, que deja a algunos grupos vulnerables y desprotegidos.
En Estados Unidos, los grupos de riesgo parecen incluir a jóvenes marginados y con poca educación, muchos de los cuales son víctimas de la epidemia de opioides.
Sabemos que el riesgo de suicidio es mayor entre las personas más pobres, y Finlandia, con su estado de bienestar nórdico, puede estar mejor equipada cuando se trata de la difícil tarea de reducir el suicidio.
La historia continúa en Finlandia, donde la actual estrategia de salud mental incluye un programa de prevención del suicidio con enfoques similares a la agenda anterior, con un énfasis adicional en mejorar los servicios de crisis.
Además, las autoridades están llevando a cabo un estudio a nivel nacional sobre los suicidios de jóvenes.
La síntesis de estos hallazgos, junto con los esfuerzos continuos, tiene el potencial de reducir aún más la tasa.
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