La batalla cultural encabezada por el presidente Javier Milei en Argentina pretende borrar las políticas de igualdad impulsadas en la última década por el feminismo. Tras haber negado la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres —que las estadísticas oficiales sitúan en el 25%— y degradar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad a subsecretaría, el Gobierno anunció que prohibirá el lenguaje inclusivo y “todo lo referente a la perspectiva de género” en la Administración nacional, reseña El País de España.
El argumento oficial es que la perspectiva de género se ha utilizado “como negocio de la política” y contribuye a destruir valores, por lo que considera necesario eliminarla. El Ejecutivo no ha precisado cómo dará marcha atrás con políticas que son transministeriales y que forman parte de compromisos internacionales asumidos por Argentina como la Agenda 2030 de Naciones Unidas o la Convención de Belém do Pará contra la violencia machista. Sin embargo, comienzan a sentirse los efectos del recorte presupuestario en programas clave como la línea 144 para víctimas de violencia de género o los refugios creados para ellas.
“Nos parece de una gravedad institucional muy grande”, señala Carolina Villanueva, directora de la organización Grow Género y Trabajo. Villanueva duda que el Gobierno pueda controlar que nadie use el lenguaje inclusivo en las instituciones públicas, ya sea con la letra -e, la arroba, la -x o la inclusión del masculino y el femenino. Aun así considera que los anuncios forman parte de una estrategia amplia para derogar derechos conquistados, como la ley de educación sexual integral y la legalización del aborto. La respuesta de los movimientos feministas se escuchará en las calles el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. A Milei, no obstante, se han sumado otro líderes ultra latinoamericanos como Nayib Bukele.
Bukele, contra la “ideología de género”
Las autoridades educativas de El Salvador han decidido “sacar” de los planes de las escuelas públicas lo que el presidente Nayib Bukele ha llamado “ideología de género”. La decisión fue anunciado por el ministro de Educación, José Mauricio Pineda, en una acción que ha despertado críticas de organizaciones feministas, que afirman que el país centroamericano cuenta con una de las tasas de violencia contra niñas y mujeres más altas de la región. La medida se da después de que Bukele arremetiera contra la perspectiva de género en un encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora realizado en Estados Unidos. El controvertido mandatario aseguró que no permitirá “esas ideologías en las escuelas y en los colegios”. El ministro Pineda ha afirmado que “todo uso o todo rastro de la ideología de género” ha sido “sacado de las escuelas públicas”, sin dar más detalles sobre las implicaciones de esta decisión.
Las estadísticas muestran que las mujeres de El Salvador sufren altas tasas de muertes violentas. Datos de ONU Mujeres revelan que en 2019 la tasa fue de 6,48 por cada 100.000 mujeres. Además, el organismo cita informes de la Fiscalía General de la República, que señalan que en el primer semestre de 2021 fueron reportadas como desaparecidas 315 mujeres, mientras que la Encuesta Nacional de Violencia Sexual de 2019 reflejó que el 63% de las mujeres a escala nacional (6 de cada 10) expresó haber vivido al menos un hecho de agresión sexual. “En términos generales, las mujeres y las niñas viven continuas formas de violencia y discriminación que tienen su base en el sistema patriarcal, y que requieren de un abordaje integral e integrado para contribuir a su erradicación”, advierte ONU Mujeres.
Colombia: del proceso de paz a la batalla de María Fernanda Cabal
El año 2016 puso de manifiesto el poder en la sombra que pueden ejercer los grupos conservadores en defensa de la “familia tradicional”. El 2 de octubre, en un escenario que nadie había previsto, los colombianos rechazaron el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. Entre las diversas razones que llevaron a una mayoría de ciudadanos a votar no a los acuerdos, el punto sobre enfoque de género – que señalaba la igualdad entre hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales y personas con identidad diversa- fue el que generó mayor controversia.
El clima de rechazo que se volcó en las urnas aquel octubre se venía gestando desde hacía meses. Grupos evangélicos y católicos, con el apoyo del partido del expresidente Álvaro Uribe, habían salido a las calles ese verano contra el “adoctrinamiento en identidad de género” del Gobierno por unas guías sobre sexualidad. El debate se incendió apoyado en fake news e informaciones virales que desvirtuaron la realidad, pero hicieron aumentar el enfado de un sector tan enraizado en la conservadora sociedad colombiana que puede llegar a marcar la agenda. María Fernanda Cabal, la senadora líder del ala más radical de la derecha, es una firme defensora de estas tesis. Suya es la frase: “La ideología de género es un asco”.
Brasil: Bolsonaro y sus hijos
En Brasil, Bolsonaro y sus hijos usaron el difuso concepto “ideología de género” en sus redes sociales al menos 206 veces entre 2014 y 2022, según un recuento de la agencia Diadorim. El uso del término subía cada vez que se acercan elecciones, lo que demuestra el potencial para movilizar a sus bases, especialmente el poderoso electorado evangélico. Diputados ultraderechistas llegaron a presentar proyectos de ley para prohibir la perspectiva de género en las escuelas, pero ninguno avanzó. El Tribunal Supremo derribó por inconstitucionales hasta cuatro leyes municipales que iban en esa línea.
A diferencia de lo que ocurre en algunos países vecinos, en Brasil el lenguaje inclusivo nunca acabó de echar raíces. No obstante, el máximo responsable de la política cultural con Bolsonaro lo vetó en los proyectos que buscasen beneficios fiscales, y el propio expresidente se burló del Gobierno argentino cuando Alberto Fernández anunció que lo usaría en sus comunicaciones oficiales. “¿De qué forma eso ayuda a su pueblo? Lo único que cambia es que ahora hay desabastecimiente, pobrece y desemplee. Que Dios proteja a nuestros hermanos argentinos y nos ayude a salir de esta difícil situación”, decía.
Chile: los equilibrios de Kast
El lenguaje inclusivo y la perspectiva de género no han los sido ejes protagónicos en la cruzada política y conservadora del líder del Partido Republicano chileno, José Antonio Kast, de la ultraderecha, pero sí están presentes. La colectividad, que fundó en 2019, se opone al matrimonio igualitario, a la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo, al aborto, a la educación sexual en los colegios y a un conjunto abstracto de ideas que llaman ideología género.
En su primera propuesta presidencial de frente a las elecciones de noviembre de 2021, en una parte del programa Kast sobre cultura, Recuperemos el Lenguaje, no más deformación cultural, se señalaba que “el mal llamado lenguaje inclusivo es parte de una agenda política-ideológica, no cultural. Vamos a fortalecer el correcto uso del lenguaje, sin ningún tipo de discriminación ni imposición forzosa de las desviaciones del mismo”. Pero, cuando pasó a segunda vuelta para competir con Gabriel Boric, que resultó electo en diciembre de ese año, no volvió a mencionar la idea.
En agosto de 2022, un grupo de diputados de distintas bancadas, entre ellos Benjamín Moreno, del Partido Republicano, presentaron un proyecto de ley que modifica la Ley general de Educación para establecer dentro de los deberes de los profesionales y asistentes de la educación “el correcto uso del lenguaje y la prohibición del denominado ‘lenguaje inclusivo’ en todas las instancias educativas”. El parlamentario dijo entonces que este lenguaje “desde la ideología trata de cambiar la forma en que nos comunicamos y comienza desde pequeños a ideologizar a nuestros niños y jóvenes”.
Los ultraconservadores de México
En México los grupos ultraconservadores también han puesto en el centro de su agenda acabar con lo que ellos llaman “ideología de género”. Esto como respuesta directa a las políticas de igualdad y a la expansión de los derechos de las mujeres y la comunidad de la diversidad sexual. Sin embargo, no son los únicos que se han manifestado en contra de estos postulados. Partidos más tradicionales como el Partido Acción Nacional (PAN) llevan décadas votando en contra de legislar a favor del aborto o tratando de frenar los matrimonios de personas del mismo sexo en algunos Estados. La diferencia entre unos y otros reside, quizá, en la forma de mostrar sus opiniones, pero no tanto en el fondo.
Eduardo Verástegui, exactor, fanático religioso y el último representante de la derecha más conservadora, trató de meterse en la boleta electoral de las próximas elecciones de junio, sin embargo, no consiguió las firmas suficientes para poder registrarse como candidato. No obstante, recibió el apoyo de más de 160.000 ciudadanos, logrando capitalizar una parte del descontento hacia el Gobierno de López Obrador. Desde hace varios años, Verástegui es relacionado con entornos de extrema derecha, por ejemplo, con el partido español Vox y con líderes como Donald Trump y Javier Milei. Como los anteriores, Verástegui ha encontrado en redes sociales un lugar en el que difundir su discurso antiderechos en la búsqueda de votos, clicks y “me gusta”, como cuando afirmó que el aborto “es un crimen” o cuando aseguró que formar parte de la comunidad LGTB está vinculado con la pedofilia.
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