En un encuentro diplomático cargado de simbolismo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió en el Palacio de Miraflores al canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, como parte de una gira latinoamericana que abarcó Cuba y concluirá en Brasil. Durante las reuniones sostenidas con sus homólogos y altos funcionarios venezolanos, se reafirmaron los lazos de cooperación entre ambas naciones, explorando áreas que incluyen la energía nuclear y la ampliación de la cooperación petrolera.
Lavrov, después de encuentros con el canciller venezolano, Yván Gil, y la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, sostuvo una conversación privada con el mandatario venezolano en la sede del Ejecutivo. La reunión, de aproximadamente 45 minutos, culminó con un apretón de manos entre Maduro y Lavrov en la puerta del palacio, sin que se brindaran declaraciones a la prensa.
La visita de Lavrov precede a un próximo viaje de Maduro a Rusia, una invitación confirmada por el Kremlin desde el segundo semestre del año pasado. Aunque las fechas exactas aún no se han establecido, Rusia sostiene que la gira es “necesaria” y está en fase de preparación.
En declaraciones previas, el canciller ruso condenó la aplicación de sanciones económicas internacionales por parte de Estados Unidos y sus aliados, calificándolas de “barbáricas” y una “violación flagrante del derecho internacional”.
El objetivo de la visita, según la dictadura de Maduro, es fortalecer la amistad y cooperación entre ambos países, que comparten una historia de alianza y hermandad frente a adversidades. Se anticipa la suscripción de un “Memorándum de entendimiento de cooperación para contrarrestar las medidas coercitivas unilaterales”.
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