Por Marco Flores
Una vez más la receta estándar de austeridad expansiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) aplicada en Ecuador, desde antes de la pandemia, agravó la reducción de crecimiento y empleo, y aumentó la pobreza. En las grandes crisis económicas EEUU hizo justamente lo contrario de lo prescrito por el FMI en su contractiva receta a países pobres como Ecuador. Gracias a la expansión del consumo y al poder reactivador de la demanda EEUU venció la gran depresión que se inició el año 1930, venció la crisis de hipotecas de 2008 y vencerá la del Covid de 2020.
Ecuador desesperado por dinero fresco firma acuerdos social y económicamente inviables con el FMI y somete la conducción de la economía a su receta. Como los anteriores, el firmado el año 2019 también fracasó. Los desembolsos efectivos del FMI y otros multilaterales no suman ni la tercera parte de todos los 10200 millones de dólares originalmente ofrecidos. En plena pandemia y recesión Ecuador anuncia un nuevo acuerdo con el FMI que será letal para el crecimiento, el empleo y la pobreza. Entonces los fariseos de la economía saldrán a decir «es que Ecuador no hizo los deberes».
Nuestra propuesta de reactivación económica se basa en crecimiento productivo sustentado en la demanda interna, complementado con apoyos efectivos a las exportaciones y al turismo. Lo opuesto a lo que viene haciendo el Gobierno. El consumo en Ecuador explica casi el 80% del producto interno bruto (PIB). Alrededor del 65% es consumo familiar que es el más afectado por desempleo, subempleo y pandemia. El 15% restante es consumo público.
Desde mucho antes de la pandemia hemos propuesto reducir el IVA, entre otros impuestos, acciones y medidas de coyuntura. Con la pandemia destruyendo consumo y demanda, nuestra propuesta ha sido y sigue siendo reducir durante 1 año el IVA general al 8% y luego estabilizarse en 10%. El IVA en hoteles, restaurantes, cafeterías y pequeños negocios, durante 1 año reducirlo al 5% y luego estabilizarse en 8%. Transcurrido el año se evaluarán sus niveles porcentuales.
Deben además eliminarse arbitrarios recargos que cobran ciertos hoteles sobre el valor de la factura y en todos los casos la aplicación del 10% por servicio. Los empleados deben ganar un sueldo y la propina voluntaria. Es torpe y dañino pagar impuestos y recargos de al menos 22% cuando el ingreso nominal promedio por ecuatoriano es de 500 dólares mensuales y el ingreso promedio real (sin inflación) ha retrocedido 8 años, al nivel del año 2012.
Las ofertas con precios más bajos son para vender más y no menos, ganar por volumen antes que por precios elevados. Ahora mismo es necesario sostener la recaudación del IVA que ha caído fuertemente y la forma correcta de hacerlo es reactivando el consumo para apoyar la demanda y evitar que caigan más las ventas de empresas y negocios, y con ellas el empleo. Reducir el IVA es necesario y útil pero no suficiente, pero es obvio que para reactivar el consumo e impulsar el crecimiento económico hay que comenzar reduciendo el impuesto al consumo.